INTRODUCCIÓN
Los seres humanos vivimos en un mundo relacional donde no
se puede concebir a un individuo completamente solo, aislado de todo. En última
instancia tenemos que relacionarnos con nosotros mismos. Gracias al contacto
con el otro y a la conciencia de uno mismo, podemos conocer cómo somos, cómo
sentimos, qué sentimos y la actitud que tomamos.
En este sentido el vínculo afectivo es el puente relacional
que nos une al otro, nos permite conocerle y al mismo tiempo nos trae la
posibilidad de conocernos. El vínculo afectivo es algo misterioso porque
podemos saber qué enviamos a través de él, pero es difícil saber qué es lo que
el otro percibe.
La relación madre e hijos
tienen una predisposición instintiva para establecer vínculos afectivos entre
ellos, no se trata de algo automático, este proceso se da desde el momento en
que nace el bebé, e incluso desde el momento en que una mujer se entera de que
está embarazada, comienza a crearse un vínculo afectivo entre la madre y el
niño y niña, un vínculo que perdura a lo largo de la vida. Este vínculo se hace
más profundo en el momento en que nace el niño y a medida que madre e hijo
entran en contacto y comienzan a comunicarse.
El vínculo afectivo se va fortifica
a través de la sonrisa, la alimentación, la mirada mutua, el llanto y el contacto
físico. En un primer momento, se establece una relación muy intensa de
asociación entre madre e hijo.
Cuando la madre lo ve por
primera vez bebé después del parto el primer contacto que realiza es de
tocarle, acariciarle, besarle y hablarle, es de esta forma que el vínculo se va
fortaleciendo gradual mente e ira creando un ambiente de confianza y de
seguridad. La sonrisa de la madre hacia el bebe también hará que poco a poco el
bebé también la sonreirá a ella; cuando llore el bebe, su madre también será
capaz, en pocas semanas, de interpretar perfectamente el llanto del niño y niña
es decir si es por hambre, por dolor o por sueño.
EL NIÑO COMO EL AGENTE CAUSAL DE LA AFECTIVIDAD
“El
niño y niña desde el momento de su nacimiento es el centro de atención de los
padres y sobre todo de la madre y todo al parecer gira en torno al bebe, el
diálogo entre madre e hijo es el ciclo de secuencia acción-reacción-acción,
dentro del marco de las relaciones afectivas entre madre e hijo. Esta forma muy
especial de interacción le permite al bebé transformar, poco a poco, los
estímulos sin significado en señales significativas”[10].
Cuando
observamos a un bebé llorando lo primero que se nos ocurre es pensar que ese
bebe llora porque quiere compañía, porque tiene hambre o porque está incómodo
porque si es que no obtiene ninguna respuesta el bebe a su llanto no son
capaces de descubrir su propia existencia por
lo tanto los niños y niñas
abandonados, es decir niños y niñas
cuyas acciones de llanto,
sonrisas, gestos no logran ser respondidas por parte de quienes les rodean
estos niños no son capaces construir la imagen de sí mismo y del mundo que lo
rodea. También logran la
auto-identificación aquellos
bebés cuyas madres exageren en el cuidado y protección, cayendo en el extremo
de la sobreprotección.
EL VÍNCULO AFECTIVO ENTRE MADRE E
HIJO
“El vínculo afectivo entre madre e hijo es la principal unión y el más persistente de todos.
Habitualmente esta relación se consolida
cuando existe un amor reciproco entre el recién nacido y su madre. Este vínculo
será la base sobre la cual se desarrollara un clima de confianza y seguridad en
el niño y niña”[15].
Desde que el bebé está en el vientre
materno empieza a relacionarse con el bebé, siente sus movimientos, sus
pataditas, le habla y comienza a pensar y a crear imágenes sobre él,
posteriormente cuando el bebé nace, la madre tendrá la necesidad tenerlo en sus
brazos, de contemplarlo, acariciarlo, acunarlo y protegerlo. El contacto
corporal, el intercambio de miradas y sonrisas entre la madre y el bebé serán
los principales expresiones de afecto entre ambos son las que irán formando el
vinculo madre-hijo.
LA COMUNICACIÓN
“Aunque
el bebe tiene muchas formas de comunicarse, a través del llanto, balbuceos,
posturas, gestos, ante la mirada de su madre se queda fascinado, todas estas
expresiones tiene que ir descubriéndolo la madre poco a poco ya que es
fundamental para entender a su hijo y mejorar la comunicación con él”[17].
Aun
principio a muchas madres les cuesta entender a su bebe y no saben cómo tienen
que tratarle en cada momento. Esto es algo que con el tiempo y paciencia se
supera, hasta alcanzar ese conocimiento mutuo, a partir de entonces todo será
mucho más sencillo en cuestión de la comunicación entre madre e hijo.
El
bebe es capaz de reconocer a su madre a través del olfato y el oído y la madre
no debe nunca olvidar que la persona más querida para el niño es ella. La
mayoría de las sonrisas son para la madre, y cuando esta está presente aumenta
la actividad del niño y niña, ya que está impaciente por estar a su lado.
SEGURIDAD Y CONFIANZA
“Los
primeros días de vida son muy importantes para el niño y madre en establecer
lazos afectivos por que la seguridad para el niño y niña depende de sus padres
por que en la medida en que tenga seguridad del cariño y afecto de los padres
entre sí y hacia él la confianza será mayor”[18].
El
vínculo afectivo entre madre e hijo es una relación determinante para el desarrollo de sentimientos de seguridad y
confianza en el niño y niña.
AFECTO
“El
vínculo afectivo más intenso es el que se genera entre la madre y el hijo, el
afecto es lo que va a facilitar el conocimiento mutuo y adaptarse el uno al
otro.
Por
lo tanto es perjudicial que su madre sea excesivamente protectora cayendo en el extremo de la sobreprotección del
niño y niña. La sobreprotección logrará que el niño no descubra a su
independencia de si mismo como persona como excesivamente independiente del niño, sin apenas, tener
manifestaciones de cariño.
Por
ello es muy importante que la madre tenga manifestaciones de afecto con su hijo
de manera adecuada, ya que no sólo es importante querer sino también, saber
querer.
ARMONÍA FAMILIAR
“El
ambiente familiar que rodea al niño, mayor armonía interior de la familia alcanzará. A que el niño y niña aprende a amar a los
demás y a sí mismo, todo va a depender del cariño y del amor que el niño y niña
perciba de los miembros de la familia. No hay que olvidar que los niños y niñas
aprenden sobre todo por imitación, tienden a imitar las conductas de los demás,
y especialmente, de las personas que son significativas para ellos”[20].
Por
tanto es muy importante que esta relación básica entre madre e hijo se
desarrolle adecuadamente ya que va a constituir la base de cómo serán las
relaciones del niño con otras personas y con el mundo que le rodea.
Por
consiguiente la relación con la madre no se limita a cubrir las necesidades
básicas sino que también es primordial para la seguridad, bienestar y
afectividad del niño.
FORMACIÓN DEL VÍNCULO AFECTIVO ENTE
MADRE E HIJO
“El vínculo se desarrolla como
consecuencia de las repuestas de la madre ante las conductas innatas del niño.
Desde que él nace, empieza a interactuar con la madre a través del contacto
piel a piel, las miradas y la interacción entre ambos en el momento de la
lactancia”[21].
En todo ese proceso el bebé empieza a
reconocer y diferenciar a la persona que lo acompaña y lo cuida siempre,
posteriormente mostrará preferencia por esa persona, estará contento con su
compañía y se disgustará en su ausencia, éstas son las manifestaciones que
indican el desarrollo del vínculo entre la madre y su hijo.
IMPORTANCIA DEL VÍNCULO AFECTIVO
ENTRE MADRE E HIJO
“Es
importante el vinculo afectivo entre madre e hijo porque al nacer el niño y
niña se sienten muy extraños y tendrán que adaptarse a lo que es la vida extra
uterina, cuando los primeros
vínculos son fuertes y seguros el niño y niña es capaz de establecer un buen
ajuste social, por el contrario la separación emocional con la madre, la
ausencia de afecto y cuidado puede provocar en el niño y niña una personalidad
poco afectiva o desinterés social”[22].
Es en este sentido que el vínculo afectico
desde el vientre materno y posterior al parto entre madre e hijo desarrolla un clima afectivo de seguridad y
confianza, sobre todo genera una estabilidad emocional en el niño y niña, la baja autoestima, la vulnerabilidad al
estrés y los problemas en las relaciones sociales están asociados con vínculos
poco sólidos y estos son propenso a desarrollar trastornos psicopatológicos.
Son las interacciones madre-niño las que
influyen en el desarrollo socio-emocional y en la conducta actual y futura del niño
y niña.